lunes, 17 de octubre de 2011

Un mal día.


Hoy es un mal día. En España tenemos muchos problemas y uno de los más importantes y peores es el del terrorismo de ETA. Si a este problema le unimos el de una casta política sin escrúpulos se multiplica por mil.

Todo el mundo habla en la radio de la reunión que van a tener esta tarde en San Sebastián. Hablan de que no hay guerra, del pasado, de presos y acercamiento, de condiciones, de conferenciantes famosos, de quién paga los gastos... Es increible que hayamos llegado hasta aquí.

Esto me recuerda a la política de apaciguamiento de los aliados con Hitler, a la conferencia de Munich de 1938. Los paises democráticos se sentaron a parlamentar con los totalitarios en busca de una estabilidad y paz europeas, habían ya permitido el rearme de la Alemania nazi y la anexión de Austria y le tocaba el turno a parte de Checoslovaquia, se sentaron, alcanzaron un pacto y vendieron al mundo este acuerdo como una victoria en pro de la paz. Había que ceder un poco para conseguir la "paz para nuestros tiempos". La reunión de hoy me recuerda a la de hace ya más de setenta años, de un lado los demócratas y del otro los lobos disfrazados de corderos. Puede que la diferencia esté en que hoy algunos de los que se sientan con los terroristas no piensan tanto en la paz sino más bien en la ventaja política que les proporcionaría el anuncio de un principio de acuerdo, sea éste el que sea.

El fin NO justifica los medios y, ayer como hoy, la solución no es olvidar o ceder, la solución es que se haga justicia. No se puede matar impunemente, no se puede extorsionar, amenazar y coaccionar sin ser castigado por ello. Hacer esto no es democracia y la democracia no puede permitirse el lujo de ceder ante el terror y el totalitarismo. No podemos decir que sí a unas exigencias que ningunean el dolor de miles, que ponen al mismo nivel al verdugo y a la víctima. No se puede hacer porque no son lo mismo y una injusticia no es buen cimiento para ningun tipo de paz. No nos podemos dejar llevar por la solución fácil. El miedo nunca ha sido buen consejero.

Hoy, definitivamente, es un mal día.


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