miércoles, 19 de diciembre de 2012

Coherencia.


Desde que me hice cargo de la coordinación de UPyD en Extremadura hay pocos días en los que no escuche que todos los políticos somos iguales, que nuestro partido es como todos y que es muy fácil decir lo que decimos porque aún no hemos "tocado poder". Entiendo a quienes hablan de ese modo pues es mucho el desencanto que se tiene en España hacia una casta política que nos tiene acostumbrados a gobernar y a decidir mirando hacia si misma y no hacia el ciudadano que es, al fin y al cabo, a quienes se deben. Es muy complicado contraargumentar una sensación, hacer ver que UPyD no es lo mismo que los demás sin tener algo que se pueda tocar, algo más allá que un ideario o un programa, pues bien, ayer se dio un claro ejemplo de lo que es mi partido.

En julio de este año, UPyD permitió con sus votos que se proclamara alcalde de Alcalá de Henares, Javier Bello, del Partido Popular. Se pactaron una serie de puntos:

"El documento de UPyD recoge reformas profundas como la reducción del sueldo del Alcalde de 100.000 euros a 69.000; la reducción del sueldo de los concejales, la reducción de los cargos de confianza para el equipo de Gobierno de nueve a dos, la reducción del gasto de publicidad de autobombo de 2 millones de euros anuales a 100.000 euros, la simplificación de la burocracia municipal, la garantía de los servicios esenciales de los alcalaínos, y la petición de dimisión de cualquiera de los concejales de la Corporación que sean miembros de Órganos de Dirección y Control de Caja Madrid, entre otros puntos."

Ayer, en rueda de prensa, el portavoz de UPyD en la ciudad madrileña, Anselmo Avedaño, anunció que se rompía el pacto con el PP por incumplimiento del mismo. Se había "tocado poder", se tenía la capacidad de pactar o no hacerlo, se acordaron unas condiciones en consonancia con el programa electoral de UPyD y no les ha temblado el pulso para romper un acuerdo que no se ha cumplido.

Nos acusan de ser como todos y por ello nos niegan su apoyo y se sigue votando contra "el otro" a esos que nos engañan una y otra vez. Ayer, una vez más, la pescadilla que se muerde la cola deja de hacerlo y podemos presentar las pruebas de una gestión coherente y responsable, que los pactos se pueden y deben cumplir sobre todo cuando se hacen con los ciudadanos.

Enhorabuena a UPyD de Alcalá de Henares.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Ya es Navidad.


Hemos puesto el árbol y el Belén y los gatos por ahora los han respetado... la Navidad de 2012 queda fomalmente inagurada.


miércoles, 12 de diciembre de 2012

Desayuno con la prensa, 12-12-12

Nos estamos aproximando al fin de año y los datos que muestran los medios de comunicación no son en absoluto esperanzadores. El último mes del año se despide con un paro al alza en toda España que alcanza niveles nunca vistos, las Navidades se presentan sin paga extra para los funcionarios y los mensajes que llegan por parte de organismos independientes vaticinan un 2013 en la misma línea que el año que dejamos atrás. En semejante caldo de cultivo es casi imposible no caer en el desánimo, en un pesimismo que nos hace creer que no hay solución posible más allá que la del paso del tiempo, en la esperanza de que “algo” ocurra que nos saque de ésta y esa no es la realidad.
            La postura que mantiene UPyD en todo el territorio nacional y por supuesto en la Comunidad de Extremadura, es la de que las cosas no cambiarán en tanto en cuanto las políticas que nos atan a un Estado sobredimensionado y fragmentado no cambien. Éste, lejos de ser un mensaje catastrofista, lo es de esperanza pues no es cierto que no haya solución, ésta existe y está al alcance de la mano de aquellos que ahora mismo llevan las riendas de España. Hemos de liberar al Estado de la pesada carga que suponen las duplicidades que hoy en día se dan en diputaciones, municipios y comunidades autónomas. Se ha de adelgazar el Estado de manera que se gane en operatividad y se ahorren costes. No hablamos de centralización, de hecho, el sistema que UPyD propone como modelo de Estado, es el de un federalismo real que denominamos cooperativo, en el que todos y cada uno de los territorios participen bajo las mismas reglas, modelo que no se da en la actualidad pues el traspaso de competencias, los distintos estatutos aprobados junto con los fueros aún vigentes en algunos territorios, lo único que han hacen es aumentar cada día más las diferencias entre los ciudadanos españoles.
            Otro punto imprescindible que hay que abordar es el de la despolitización de determinadas instituciones de la sociedad de modo que cumplan los objetivos para los que han sido creadas y no el de los partidos políticos que las sustentan. Uno de los más claros ejemplos es el de las cajas de ahorros que son parte fundamental del problema económico que ahora nos afecta y que están siendo el agujero por el que se cuelan los ahorros de los españoles que, en modo de impuestos crecientes,  tratan de insuflar vida a unos consejos de administración completamente parciales y dirigidos que sólo miran por el interés del partido político que toque en ese momento, dejando a un lado el interés del ciudadano. Se hace indispensable la despolitización de la justicia, de las Cámaras de Cuentas, de todos aquellos organismos que han de mantener una independencia de los partidos políticos para su verdadera efectividad y que en estos momentos están “infectados” por los mismos.
            Todas estas acciones que aquí se describen son perfectamente viables y han sido presentadas en las instituciones en las que UPyD tiene representación recibiendo el adjetivo de demagógicas por parte del resto de grupos y aquellos que las defienden, el apelativo de verdugos del estado democrático. Los partidos políticos tradicionales han de ser conscientes de la responsabilidad que tienen y olvidarse de mantener unas estructuras caducas para, desde el consenso, construir un nuevo modelo de Estado más efectivo, menos torpe y más volcado hacia los ciudadanos. Fomentar la participación de un pueblo que pide a gritos un cambio en los modos de hacer política y todo ello desde la más absoluta de las transparencias en la gestión. Sólo de ese modo podremos salir de esta crisis económica que nos ahoga y devolver a los políticos la confianza y el prestigio perdidos.