lunes, 27 de enero de 2014

Solos en la madrugada (monólogo).


Iba yo a escribir sobre la película que vi este fin de semana y que fue "Asignatura pendiente" de José Luis Garci e iba yo a insertar como es costumbre, un vídeo de la misma, cuando me topé con el que voy a poner y que pertenece a otro film del mismo autor llamado "Solos en la madrugada", y digo "iba" por que he cambiado de opinión y escribiré sobre la segunda que también la he visto pero hace ya más tiempo. El porqué del cambio está en el mismo vídeo, en el monólogo final de la cinta, algo tremendamente actual a pesar de los años que han pasado. 

¿Saben que fue esta película la que le dio la idea a Jesús Quintero para hacer su famosísimo programa "El loco de la colina"? Pues así es. Ambas películas se parecen un poco, ambas están ambientadas en esos años complicados de antes y después de la muerte de Franco. Son películas raras para ser españolas pues huyen de los malos y de los buenos y tratan las cosas como son o más o menos como debieron ser. Que si había un poco de libertad pero no demasiada, que si encarcelaban a unos y los otros tampoco eran unos santos. Es decir, que son películas para que te odien unos y otros que ya se sabe que en España no hay mayor pecado que negarle la razón al prójimo y puede que por eso mismo, Garci, que fue el primer Oscar en habla española, no esté en los altares del celuloide patrio. 

También en ambas se respira un aire agridulce que anticipa, a mi modo de ver las cosas, en lo que se convertirían esos años del destape y de la movida, años que también fueron de Balbín y de Gente Joven y de las dos cadenas, de la ETA más virulenta y del golpe de estado... todo eso que germinó y vino a dar el libro más vendido del 2013, la apatía y la pereza y lo que es peor una asquerosa pornografía intelectual que es, por supuesto, mucho más peligrosa que una teta o un buen culo.

Así es, como nos enseñó Quique, la vieja antinomia de Eráclito y Parménides sigue aún vigente, todo parece fluir para que luego nos demos cuenta de que monólogos como los que les muestro, siguen aún completamente vigentes.

Y de la "Asignatura Pendiente", hablaremos otro día.... Por que no podemos pasarnos otros cuarenta años hablando de los cuarenta años.



Vamos a intentar luchar por lo que creemos que hay que luchar... por lo que sea. Hay que hacer algo ¿no?. Pues venga, vamos a cambiar de vida.

jueves, 16 de enero de 2014

A propósito de LLewyn Davis.


Pues eso, a propósito de que a partir de ayer, los miércoles van a ser un poco más el día del espectador, me fui a ver la última de los hermanos Coen.

El precio de la entrada fue de 3,90 € y en la sesión de las 22:30 la sala estaba a la mitad de su aforo más o menos, así que todo parece indicar que efectivamente, eso de que bajen el precio de las entradas, anima al espectador a acudir al cine.

La película no estuvo mal, si a uno le gusta la música folk de los EE.UU. y le atrae la estética de los años 60 y sobre todo, si le gustan los gatos, no saldrá defraudado. Aún así yo, que comparto todas las anteriores condiciones, tampoco creo que sea una obra maestra ni mucho menos.

Por señalar algo que me llamase la atención y que no destripe la historia, diría que me pareció que los Coen se burlan un poco de este tipo de genero musical. Los gestos ñoños de los protagonistas al cantar y sus inmaculadas barbas perfectamente recortadas distan mucho de la imagen que podemos tener de Bob Dylan o Joan Baez por aquella época, incluso el protagonista a pesar de llevar siempre la misma ropa nunca sale con barba de más de unas horas. Como digo, se respira un aire un poco artificial en todo ello, aire que no creo no sea premeditado.

Los actores bien, pero no destaca la película por ellos.

Resumiendo, una película que se deja ver y con una banda sonora muy agradable para los que nos gusta ese género y de la que destacaría la siguiente canción:


lunes, 13 de enero de 2014

Blue Jasmine...


...Así es como se llama la última película de Woody Allen y comenzando por el final, diré que no me ha gustado o más bien diré, que no responde a las expectativas que me había hecho de ella.

Los que saben de cine tenían puestas muchas esperanzas en la película pues ni transcurría en París, ni en Roma ni en Barcelona, es decir, que no parecía ser una de esas últimas películas destinadas a darle publicidad a alguna vieja señora europea y llenarse así los bolsillos, y sí algo salido del genio de Allen. El caso es que no creo que esas otras fuesen tan malas y ésta no me parece tan genial, por ejemplo, Midnight in Paris, me pareció más suya y mucho más entretenida.


Da la sensación de que ya sabes lo que va a ocurrir en todo momento, no me enganchó y parece que hay cosas que no sabes muy bien porqué están ahí, no entraré en detalles para no aguarle la fiesta a nadie pero, por ejemplo, lo del hijo es como un pegote que ni fú ni fá. 

Con todo, esta película irá a los Oscar, eso es seguro, y se llevará el premio a la mejor actriz. Cate Blanchett es, sin duda, lo mejor de la cinta, le saca todo el jugo a su personaje poniéndole mil caras, desde la más bella a la más demacrada y sólo por verla merece la pena.



Y esta es mi humilde opinión.