jueves, 16 de enero de 2014

A propósito de LLewyn Davis.


Pues eso, a propósito de que a partir de ayer, los miércoles van a ser un poco más el día del espectador, me fui a ver la última de los hermanos Coen.

El precio de la entrada fue de 3,90 € y en la sesión de las 22:30 la sala estaba a la mitad de su aforo más o menos, así que todo parece indicar que efectivamente, eso de que bajen el precio de las entradas, anima al espectador a acudir al cine.

La película no estuvo mal, si a uno le gusta la música folk de los EE.UU. y le atrae la estética de los años 60 y sobre todo, si le gustan los gatos, no saldrá defraudado. Aún así yo, que comparto todas las anteriores condiciones, tampoco creo que sea una obra maestra ni mucho menos.

Por señalar algo que me llamase la atención y que no destripe la historia, diría que me pareció que los Coen se burlan un poco de este tipo de genero musical. Los gestos ñoños de los protagonistas al cantar y sus inmaculadas barbas perfectamente recortadas distan mucho de la imagen que podemos tener de Bob Dylan o Joan Baez por aquella época, incluso el protagonista a pesar de llevar siempre la misma ropa nunca sale con barba de más de unas horas. Como digo, se respira un aire un poco artificial en todo ello, aire que no creo no sea premeditado.

Los actores bien, pero no destaca la película por ellos.

Resumiendo, una película que se deja ver y con una banda sonora muy agradable para los que nos gusta ese género y de la que destacaría la siguiente canción:


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