miércoles, 12 de diciembre de 2012

Desayuno con la prensa, 12-12-12

Nos estamos aproximando al fin de año y los datos que muestran los medios de comunicación no son en absoluto esperanzadores. El último mes del año se despide con un paro al alza en toda España que alcanza niveles nunca vistos, las Navidades se presentan sin paga extra para los funcionarios y los mensajes que llegan por parte de organismos independientes vaticinan un 2013 en la misma línea que el año que dejamos atrás. En semejante caldo de cultivo es casi imposible no caer en el desánimo, en un pesimismo que nos hace creer que no hay solución posible más allá que la del paso del tiempo, en la esperanza de que “algo” ocurra que nos saque de ésta y esa no es la realidad.
            La postura que mantiene UPyD en todo el territorio nacional y por supuesto en la Comunidad de Extremadura, es la de que las cosas no cambiarán en tanto en cuanto las políticas que nos atan a un Estado sobredimensionado y fragmentado no cambien. Éste, lejos de ser un mensaje catastrofista, lo es de esperanza pues no es cierto que no haya solución, ésta existe y está al alcance de la mano de aquellos que ahora mismo llevan las riendas de España. Hemos de liberar al Estado de la pesada carga que suponen las duplicidades que hoy en día se dan en diputaciones, municipios y comunidades autónomas. Se ha de adelgazar el Estado de manera que se gane en operatividad y se ahorren costes. No hablamos de centralización, de hecho, el sistema que UPyD propone como modelo de Estado, es el de un federalismo real que denominamos cooperativo, en el que todos y cada uno de los territorios participen bajo las mismas reglas, modelo que no se da en la actualidad pues el traspaso de competencias, los distintos estatutos aprobados junto con los fueros aún vigentes en algunos territorios, lo único que han hacen es aumentar cada día más las diferencias entre los ciudadanos españoles.
            Otro punto imprescindible que hay que abordar es el de la despolitización de determinadas instituciones de la sociedad de modo que cumplan los objetivos para los que han sido creadas y no el de los partidos políticos que las sustentan. Uno de los más claros ejemplos es el de las cajas de ahorros que son parte fundamental del problema económico que ahora nos afecta y que están siendo el agujero por el que se cuelan los ahorros de los españoles que, en modo de impuestos crecientes,  tratan de insuflar vida a unos consejos de administración completamente parciales y dirigidos que sólo miran por el interés del partido político que toque en ese momento, dejando a un lado el interés del ciudadano. Se hace indispensable la despolitización de la justicia, de las Cámaras de Cuentas, de todos aquellos organismos que han de mantener una independencia de los partidos políticos para su verdadera efectividad y que en estos momentos están “infectados” por los mismos.
            Todas estas acciones que aquí se describen son perfectamente viables y han sido presentadas en las instituciones en las que UPyD tiene representación recibiendo el adjetivo de demagógicas por parte del resto de grupos y aquellos que las defienden, el apelativo de verdugos del estado democrático. Los partidos políticos tradicionales han de ser conscientes de la responsabilidad que tienen y olvidarse de mantener unas estructuras caducas para, desde el consenso, construir un nuevo modelo de Estado más efectivo, menos torpe y más volcado hacia los ciudadanos. Fomentar la participación de un pueblo que pide a gritos un cambio en los modos de hacer política y todo ello desde la más absoluta de las transparencias en la gestión. Sólo de ese modo podremos salir de esta crisis económica que nos ahoga y devolver a los políticos la confianza y el prestigio perdidos.

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