viernes, 18 de febrero de 2011

Daniel Casado y Gran Café Victoria.


Eran aproximadamente las ocho de la tarde, salía yo de la Escuela de Ingenieros bastante cabreado con mi molino que no deja de darme disgustos y es que no sé yo que le pasa a ese cacharro que se ha empeñado en no hacer su trabajo como es debido. Así salía yo del templo del saber, cuando me fijé en lo enorme que estaba la luna. Una luna fantástica, me dije, la excusa ideal para salir por ahí y tomarse unas cervezas. Y seguí mi camino directo al Mercadona a hacer la compra, que una cosa es lo que me gustaría hacer y otra bien distinta lo que debo hacer. Vamos, como el resto de los mortales.

E hice la compra y después me fui a casa y la coloqué y cuando iba a bajar la basura llamé a Josemaría para darle unas cosillas y me cuenta que está en el Gran Café Victoria con sus primos y que iban a escuchar un recital de poesía.

Y allá que me fui no muy convencido, que a mi la poesía no es de lo que más me atraiga, pero ya me había hablado Cosme de estos encuentros que se hacen casi todos los jueves desde hace varios años. Me picaba la curiosidad y nunca está de más conocer de primera mano lo que se cuece por ahí.

La experiencia fue muy buena, me gustó el ambiente y la gente que tuve el placer de conocer. El poeta, Daniel Casado estuvo cercano y amable. Alternó sus escritos con sus vivencias de modo que el tiempo pasó muy rápido, que supongo es lo mejor que se puede decir en estos casos. ¿Sobre su calidad?, bien, yo no sé nada de poesía, no sé si es bueno o malo, lo único que puedo decir es que me gustó lo que escuché.




Cuando salimos unas cervezas más tarde, la luna no estaba tan grande pero eso daba bastante igual, habíamos pasado un buen rato escapando un poco de la rutina diaria y eso siempre se agradece. Aquí dejo una de las poesías que más me gustó.


CRÓNICA DEL ALBA
(Bagdad, 2004)

¿Quién dirá ahora que se ha enamorado?
¿Quién nacerá con pleno convencimiento?
La tierra es ya un solo cuerpo, ardiente y mudo,
un costado de niebla que el odio ha empapado.
¿Quién lavará la sombra seca del muro?
¿Quién plantará el olvido necesario?
La tierra, que no distingue el cráneo de la rosa.
Sólo la tierra, que avanza ajena y sin memoria.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

No hay nada mejor que salir de vez en cuando de la rutina, tomarse unas buenas cañicas y por qué no, regalar a los oidos palabras hermosas.

N.

Pd. Amigo Sigüenza, sigue así, tu blog hace mucho bien.

Unknown dijo...

Me gusta este nuevo blog ya sólo por el hecho de que cuelgue fotos!! :)

Désirée dijo...

Si es que tu relación con la luna siempre ha sido muy especial.
El café Victoria casi siempre merece una visita (el casi es por el a veces mal servicio de camareros) y en esa compañía aún más y la poesía...bueno, nunca a nadie le hizo mal ;)

J. F. Sigüenza García dijo...

N: Sobre todo lo de las cañicas ;)

Diana: Ya pondré mas, ya....

Deésirée: Como dice Josemaría anoche el personal "encantador" :)

Juan Bejarano dijo...

¡Qué bonita la poesía! Desde luego, sabes aprovechar los momentos. Un saludo