viernes, 10 de mayo de 2013

Sobre la monarquía.


No siempre se está de acuerdo con todo lo que dicen todos y cada uno de los que formamos UPyD, creo que eso no sólo es normal si no que además ha de ser lo habitual. Ayer mismo en Almendralejo hablábamos de ello, lo importante es que se compartan unas líneas de actuación y de pensamiento, unos objetivos comunes y que sea eso lo que nos una.

Hoy, la diputada nacional por UPyD, Irene Lozano, ha escrito el siguente artículo en el que, y siempre bajo mi interpretación del mismo, se asimila la monarquía con la Infanta, Urdangarín, etc...

Personalmente no estoy de acuerdo con su tesis, la monarquía es una manera como otra cualquiera de representar al pueblo español y por lo tanto no puede vincularse de ese modo a ciertas personas que forman la familia del Rey. Es como si dijésemos que la democracia no es un buen sistema porque Rajoy no cumple su programa electoral. Lo que falla es Rajoy no la democracia.

Es cierto que los casos que están salpicando a la casa del Rey son muchos, pero también es cierto que en ella hay personas y comportamientos intachables, la Reina, el Príncipe de Asturias e incluso la muy criticada Princesa. Es como cuando los de UPyD nos empeñamos en decir que no todos los políticos somos iguales, que el problema no son los políticos si no algunos de ellos.

La monarquía es una institución difícil de defender pues se basa en unos privilegios que se otorgan sólo por el hecho de haber nacido en una determinada familia, es como defender los toros en determinados paises, pero no es menos cierto que en una España tan polarizada, el monarca, ejerce un papel unificador entre sus ciudadanos. Me explico, el presidente del Gobierno (del mismo modo que pasaría con un presidentte de la República) se debe a un partido político concreto y de inmediato esto causa el rechazo y la no identificación de la gran mayoría de los que simpatizan con los partidos contrarios, es como si el representante de los españoles hubiera de llevar la camiseta del Barça o del Madrid, de inmediato se grangearía los odios de la otra amitad del país. La monarquía evita esto, unifica, sirve de mediador y del modo que se quiera, por el papel couché o por sus viajes y cenas protocolarias, sirve de referente válido para casi todas las sensibilidades, así lo ha sido hasta ahora y no tiene porqué dejar de serlo.

Los escándalos han de ser depurados, la justicia ha de ser ejemplar y ejemplarizante, que prime la transparencia y que se procure que la casa real sea intachable en el fondo y en las formas, de eso no hay la menor duda, la impunidad no puede existir para nadie, eso es indiscutible. 

Es por ésto que no creo que la monarquía se haya acabado por los últimos escándalos de urdangarines e hijas imputadas, creo que el modelo es válido auqnue se haya de modernizar del mismo modo que no creo que la Constitución española haya dejado de ser válida y útil sólo porque haya que reformarla.

 

1 comentario:

Jesus Barrio dijo...

Yo, sinceramente, creo que desde que Papá Noel se cargó a los Reyes Magos, los únicos reyes que no deberían desaparecer son los de la baraja.