lunes, 19 de diciembre de 2011

TDS q.D.g.

El otro día hablaba con un amigo sobre esas cosas de las que uno está orgulloso en la vida o que por lo menos te hacen sonreir cuando piensas en ellas, pues bien, a mi me gusta recordar que formo parte de esta caterva ingobernable que es la Tuna de Derecho de Salamanca. Me gusta, que digo, me encanta contar batallitas en plan abuelo cebolleta,  imaginar que a lo mejor algún día mi heredero... y sobre todo me gusta volver a quedar con ellos.

El pasado viernes nos reunimos para la ya tradicional cena de Navidad, y como dice alguno en el libro de caras todo fue como antaño, como volver un poco al pasado pero mucho mejor.

Y es que en los albores del siglo XIII, al amparo de los estudios catedralicios, que más adelante se conocerán como Estudio General y actualmente como Universidad, surgen los primeros movimientos estudiantiles ligados a la tradición de la Tuna, y yo, muchos siglos después formé parte de esa tradición, a mucha honra y por muchos años si Dios quiere.