Hace
unos días me preguntaban qué era lo peor que a mi entender había hecho Rajoy a
lo que contesté que mentir a los ciudadanos y hoy más que nunca me ratifico en
esa opinión.
Resulta
que hace hoy dos años, el Partido Popular ganó las elecciones con mayoría
absoluta y con un programa en el que, de manera clara, se apostaba por una
regeneración de las instituciones. Se hablaba entonces de limitar la influencia
del poder político en el nombramiento de aquellos órganos que gobiernan a los
jueces para garantizar de ese modo, la independencia del poder judicial.
Hablaba Rajoy de reformas y todos le aplaudían, sus votantes confiaban en él y
parecía que algo iba a cambiar.
Pues
no.
Ayer,
otra vez más desde que allá por 1985, Felipe González modificara el nombramiento
de los miembros del CGPJ y Alfonso Guerra dijese aquello de que “Montesquieu ha
muerto”, el Gobierno ha pactado la composición de Consejo del Poder Judicial y
con ello sigue la senda abierta por Felipe, la misma que siguió luego Aznar,
por la que anduvo el malvado Zapatero, y al unirse a los pasos de sus
predecesores, Rajoy vuelve a incumplir una de aquellas promesas que le hizo en
su día a los ciudadanos.
Lo
peor es que no se atisba ni una sombra de rubor en la Vicepresidenta ni tampoco
en los diputados populares, mucho menos hay que buscarla en el Ministro de
Justicia que vende, de este modo, a sus compañeros jueces, fiscales y abogados,
esos que hoy mismo se manifiestan contra sus políticas. No hay arrepentimiento
y sí una gran satisfacción. Se escudan en que “hay un amplio consenso” y se ven
legitimados por su mayoría absoluta que usan como una patente de corso para
hacer lo que les venga en gana contando para ello con la inestimable ayuda, no
lo olvidemos, de otros partidos políticos que al unirse a este pacto demuestran
que no creen en absoluto en la conveniencia de una justicia independiente.
PSOE,
CiU, PNV e IU han firmado también el acuerdo, y con ello se hacen cómplices del
robo. Por lo que se ve, un trozo del pastel bien vale pasar por alto lo
prometido y lo demandado por sus votantes, o puede que lo importante sea
asegurar esas sentencias absolutorias o con penas mínimas que se les antojarán
más que necesarias ante los sangrantes escándalos de corrupción que están ahora
siendo juzgados. Ya tenemos los precedentes de las dietas astronómicas de
Yolanda Barcina que quedaron en nada o la reducción de pena que le regaló el
Tribunal Supremo al ex Presidente Balear Jaume Matas.
Únanle
a todo esto unas tasas que convierten la justicia en un bien de lujo sólo al
alcance de los más pudientes y obtendrán el “kit” completo del engaño perfecto.
La mentira se hace patente, de nuevo se incumplen las promesas electorales y
una vez más el ansia de poder de los partidos se antepone al bien común.
Pero
aún hay alternativa, de entre todos estos escombros que habitan en el Congreso
de los Diputados, hay un partido que sigue empeñado en no entrar por el aro,
son esos de ultraderecha que dicen unos o de ultraizquierda si escuchan a
otros, son esos “Pepitos Grillos” molestos y magentas que les recuerdan que así
no, que esas no son maneras, que no se debe mentir al ciudadano y que un
programa electoral es un contrato entre los partidos y sus votantes.
A
ver si en las próximas elecciones estos mentirosos compulsivos recogen lo que
han sembrado en la forma de debacle electoral y aprenden, que eso de mentir,
está muy mal.
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