Una vez más se repite el pacto. Siempre hay uno que se deja querer, el nacionalista y otro que necesita la caricia perversa, esa que se compra con dinero, PP y PSOE, cautivos de su desmedido afecto al poder, presos de sus poltronas de cuero y de sus coches oficiales, buenos pagadores de unos afectos tan falsos y perniciosos como la "falsa monea" de la copla.
Y allá que va y sube una señora al estrado y les canta las verdades del barquero, unos que se venden y otros que compran, mercadeo en el congreso. Da igual quién gobierne, PP o PSOE, son los mismos modos. Un comercio de poder en el que lo que menos cuenta es el ciudadano.
Una magistral comparecencia de Rosa Díez, una vez más y no sin asombro.
Y allá que va y sube una señora al estrado y les canta las verdades del barquero, unos que se venden y otros que compran, mercadeo en el congreso. Da igual quién gobierne, PP o PSOE, son los mismos modos. Un comercio de poder en el que lo que menos cuenta es el ciudadano.
Una magistral comparecencia de Rosa Díez, una vez más y no sin asombro.
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